¡Venga, maldita bestia!
Devórame, como al resto de tus hijos,
soy entraña descarnada
bajo el dintel de tu contemplación.
Te ofrendo mi carne
a cambio de una noche de gloria
en medio de tus piernas.
¡Déjame sentir tus dientes henderme la piel!
Llevo en la mirada el fardo de lo que no puedo recordar,
el peso grave de lo indecible…
Mira:
mis pasos obedecen a tu sed,
me llevan lastimosos
hasta donde la humedad insaciable de tus fauces
espera…
De mi voz ha quedado sólo un eco
con el que he de maldecirte,
con el que llamaré por tu nombre
detrás de todas las ventanas,
con el que rasgaré tu quietud…
Mis manos se han rendido también,
han dejado caer el arma que empuñaban,
con la que pensaban asesinarte
mientras durmieras:
a traición, como mereces ser asesinada.
¡Devórame…!
Quiero sentir que desvanezco en tus colmillos,
que me ahogo en tu saliva espesa,
que mi último estertor se fuga en tu lengua,
y que deglutas después mi serpentino mirar,
mi puñado de tierra…
abril 06, 2009
¡Devórame!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 Opiniones:
Publicar un comentario
Hey, compártenos algunos cráneos para que el muro siga creciendo. (Dicho de otro modo, deja algún comentario, siempre son bienvenidos)