No recuerdo claramente cuál fue mi pretexto aquella noche; pero me embriagué en algún tugurio mal iluminado de la ciudad. Naturalmente lo hice yo solo (quizás acompañado por todos los demás ebrios del bar aquel…)
No habían dado aún ni las seis de la mañana cuando ya nos estaban “invitando a abandonar el lugar.” No había más remedio que hacerlo, aunque ninguno de los que quedábamos despiertos a esa hora quería hacerlo en realidad. Con lo que quedaba de mi botella de “Bacacho” escondido en el abrigo pulguiento que llevaba puesto, decidí simplemente caminar sin rumbo…
Un cochecito muy simpático (albi-azul con lucecitas rojas y azules) se detuvo delante de mí y dos gorilas salieron de él para tratar de robarme el dinero que ya no traía, el mismo que ya me había bebido durante la noche entera. Como es natural en un hombre de mi condición, intenté defenderme del ataque primitivo con que pretendían ultrajarme. No resultó. Me sometieron por la fuerza y me subieron a la “patrulla”, intenté escapar; pero tampoco resultó.
Fue entonces cuando conocí los temibles “separos,” que no son mas que unos tristes cuartuchos llenos de asquerosientos bichos y ebrios, con las paredes decoradas con manchas de sangre, mierda y rayones que parecen no tener sentido. Al otro lado, “separadas” del resto están las mujeres (en su mayoría putas drogadas y alguna que otra vieja argüendera) No extrañé mucho mi casa, el camastro que allá me esperaba no era mucho mejor que este suelo que, sin duda, recibiría de mejor gana mi guacareada post-curda… (por algún motivo siempre llega cuando todo debería a estar en proceso de bloqueo y represión del recuerdo, llega como un “boicó”)
Al ingresar allí, los polis me miraban con desprecio; mientras que los “prisioneros” celebraban mi llegada. Lo único que no puedo perdonarle a los infelices uniformados es que me hayan chingado mi pomito. Deberían comprender que esas cosas son algo más que sagradas para un viejo solitario como yo. Por supuesto que los mandé mucho a chingar a su trescientas cuarenta y siete veces puta y mal parida madre, con lo que no hice muchos amigos entre los azules; pero al menos me gané la simpatía de los que seguían celebrando mi llegada...
La mañana despuntaba detrás de la ventana de la comandancia, desde donde la luz no me molestaría debido a lo bien “separados” que se encuentran los separos... Ese lugar no está tan mal después de todo, lamentablemente no me duraría más de veinticuatro horas el paseo.
Ahora que lo pienso, no recuerdo haber hecho nada extraordinario, como para que me invitaran (Tan hospitalarios ellos...) a ese lugar y me despojaran de mi botella; pero seguía ahí, con una cruda espantosa al caluroso mediodía. Para matar el tiempo decidí golpear al que tuviera más cerca, tan fuerte como me fuera posible. Se armó una rebambaramba sublime, sangre por todos lados. Sin que nadie lo notara, después de comenzar el fuego me hice a un lado para ver el incendio consumir todas esas energías. Como dije antes, ese lugar no está tan mal...
Cuando llegaron los polis a calmar los ánimos me encontraron tranquilo y sonriente, tratando de adivinar quién había salido con la peor parte, algunos seguramente tenían más de un hueso roto. Lamentablemente no pasó a mayores... A pesar de que varios declararon en mi contra, no fui castigado, los mismos polis habían sido testigos de mi precaria imagen de senil. de ebrio bueno para nada, y de que al llegar ellos, yo ni siquiera estaba participando en la reyerta.
Cuando se me acabó el veinte, estaba por amanecer otra vez, pero no salí del lugar hasta pasadas las diez de la mañana. Me despedí muy cordialmente de los “inquilinos” (quienes me mandaron a la chingada, por cierto...) y hasta de los cerdos asquerosos (quienes también lo hicieron) y hasta pensé en preguntarle al de la entrada si había posibilidades de que me alquilaran un cuartito allí dentro; porque, la verdad, está muy divertido. Lo único malo es que no hay bar y que las putas están aparte...
1 Opiniones:
Jejejejeje.. que lastima verdad? las prostis frente a ti y sin alcohol, te me volvias mas loco, digo si se puede, besos...
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